Ella. Arrugada y reestirada. Flaca, tísica, consumida. Maquillaje desde los veinte. Ojeras ya negras oscurísimas arrastrando junto a la cola del vestido. Mirada gris de olvido, mirada triste de tiempo. Odio en todas su facciones. Odio que va con ella. Que la acompaña a todos lados.
[Te odio por no quererme. Te odio por que te quiero. Te odio.]
El. Desfigurado de fiestas. Cabeza reventada de estupefacientes. Cabeza donde anidan ratas y crece pasto. Ojos que no ven, por que a su alrededor no hay absolutamente nada para ver. Amarillo.
[Un día como hoy no estarás más conmigo y yo te seguiré necesitando. Un día como hoy me dejarás sola. Un día como hoy te extraño, por que un día como ayer me dejaste.]
Ella. Buscándolo. En bares, en prostíbulos. Abajo del puente. En plazas. En las calles. Llorando, corriendo, gritando.
[Voy a matarte. Voy a sacarte las entrañas y me las voy a comer. Te voy a pinchar los ojos con alfileres. Te voy a cortar la piel en tiritas y te voy a atar con ellas. Te voy a meter en una bolsa y la voy a quemar.]
Ella. Él. Encontrándose.
[Te esperé. Te esperé veinte años sentada en ese parque. Te esperé transformándome en estatua. Te esperé y llegó un ruiseñor.]
Él. Poniendo excusas.
Ella. Matando.
Giu, cuatro de febrero de dos mil diez.