Sueño (II).

Sueños graves. Sueños suaves. Sueños que aúllan. Sueños que arrullan.

Sueño un sueño que me arrulla en tu aullido, que me raspa en tu terciopelo...
Que me hace oler tu piel, sentir tu mirada... que me envuelve y me asfixia, sin matarme nunca.
Sueño con el sueño en el cual me ames, sueño con el sueño en el cual seamos felices.
Duermo para soñar... pero hay algo aún mejor; estoy aprendiendo a soñar despierta.

Giuli, treinta de junio de dos mil nueve.

Padre Nuestro.

Venga a nosotros Tu Reino, hágase Tu Voluntad, así en la Tierra como en el Cielo. Tu Reino, Tu Voluntad. Sólo lo Tuyo, que desconocemos... Sólo Vos, gobernante ¿electo?... Danos hoy nuestro pan de cada día. Proveénos, por favor. No podemos hacer nada por nosotros mismos. Dependemos por completo de Vos, reganos, somos plantas. No nos dejes caer en la tentación. Porque no decidimos, sólo Vos podés manejarnos... Sos el Gran Titiritero. No somos malos, no podemos decidir. Somos humildes pecadores, tus corderos. Domesticanos. Pero mucho más me pesa que pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como vos. Antes querría haber muerto que haberos ofendido. Te ofendemos... Un segundo ¿no eras Vos quien nos libraba de la tentación? Debo morir por ofenderte. Por perder tu Cielo, por ser pecador... A su vez no declararme pecador es mentir, porque todos los hombres pecamos. Y ese infierno que merecí ¿fuego eterno o segunda muerte?

Giuli, veintinueve de junio de dos mil nueve.

SuicidioAsesinatoConjuntos.

El fondo del vaso y la última gota que resbala en él. No cae en mi boca, se queda colgada, balanceándose como una suicida trapecista. El vaso quiere deshacerse de ella, la reniega, la sufre. Ella lo raspa, lo moja, lo enfría, le hace cosquillas, le produce ardor. EL vaso no la soporta más. Entonces, harto, salta de mi mano. El vaso estalla en mil pedazos contra el suelo frío y sucio. La gota se murió, pero no puedo suicidarse. El vaso la mató.

Giuliana, veintinueve de junio de dos mil nueve.

Geist.

Sin renegarte;
Sin, tampoco, permitirte determinarme.
Sin olvidarte;
Sin, tampoco, recordarte.
Sin ignorarte;
Sin, tampoco, verte.

Sin vos, sin vos.
Yo sin vos afuera.
Vos conmigo, y yo con vos acá.
Unidos, fundidos, dormidos.
Sin permitirte nada porque jamás me determinarías.
Sin recordarte porque jamás me dejarás añorarte.
Sin verte porque no hay luz cuando estás, me vuelvo ciega y sólo te huelo, te escucho, siento el roce de tu piel.

Sin gestos mundanos, porque no sos de acá.
Sin gestos hechos ya, porque no has estado jamás en mi presencia.
Sin cordura mi cuerpo, porque nunca existió tal ser.

Giuliana, veinticinco de junio de dos mil nueve.

Azul.

¿Cuándo?
Cuando sea azul.
Cuando es azul.
Cuando fue azul.
¿Cuándo será azul?
¿Cuándo es azul?
¿Cuándo fue azul?
¿Cuándo?

¿Por qué?

Giuliana, veinticuatro de junio de dos mil nueve.

Ojos.

Dejo de ver... para comenzar de nuevo.
Mis ojos se cierran para siempre y puedo convertir a mi antojo
lo que antes veía.
Sólo sombras, luces...
Que imagino a colores, con formas.
No necesito ya ver lo revisto.
Veo lo que quiero.

Giuliana, veintidós de junio de dos mil nueve.

Raices.

Sangre que me recorre
¿realmente te debo algo?
No puedo querer por obligación.
La emoción de la red se me sube por la garganta,
pero es sólo adrenalina
y no quiero por obligación.
El mandato sanguíneo no existe,
yo soy sólo yo.
Puedo ser yo y quien elijo,
pero nunca quien no fui.
Es emocionante, es Histórico,
pero ¿soy parte?
Me siento sólo yo,
intentando entender si existo para otros
o ellos para mí,
sólo yo intentando ubicarme
en la cuadrícula tiempo y espacio
de este mundo que pretendo conocer.
Sólo yo, con ligamentos ficticios a otros.
Sólo yo, sólo ficticios.
Y cada otro un 'sólo yo'.

Giuliana, veinte de junio de dos mil nueve.

CABEZONES

Dícese de seres humanos consumidos, muchas veces ángeles caídos, que tienen cerebros extremadamente privilegiados pero que gracias a la sociedad podrida no pueden comunicarse como quisieran... entonces sus cabezas se llenan, sus pensamientos nunca pueden darse a conocer ni ser utilizados y sus cabezas se siguen llenando... Hasta que estallan. Los que tienen alas normalmente las tienen deformadas, mutadas; son alas que pesan pero con las que no se puede volar...
Viven solos, aislados unos de otros, pero sin asentarse jamás; simplemente evitan cruzarse. No comen, ni duermen. Descansan la vista, se recuestan en la roca, pero nunca nunca duermen...
Sus cuerpos siguen funcionando milagrosamente, pero ya no existe la grasa. Sólo tienen músculos firmes por las largas caminatas, dándole eternas vueltas a este mundo que se ha secado por completo.

GIULIANA, doce de junio de dos mil nueve.

Persona.

Giuliana, mayo de dos mil nueve.

Luz.

Y hasta en la más vasta y opresora oscuridad la luz brilla por algún lugar.
Y siempre es posible de alcanzar.

Giuliana, diciembre de dos mil ocho.

Luna

Giuliana, marzo de dos mil nueve.

Fumando Sol

Giuliana, doce de junio de dos mil nueve.

Borde

Al borde del abismo, ya lo dije, debo decidir si salto...
pero que horroroso es estar al borde...
mas preferiría estar cayendo, o kilómetros antes de la linea.

Giuliana, diez de junio de dos mil nueve.

Luz.

Insensato danzar de sombras blancas
Chipas que de ellas saltan y envuelven
a todo lo que está cerca.
Pero ese todo sólo somos nosotros.

Envueltos en sombras blancas
o en las chispas
que estas destilan en su danza.


Giuliana, cuatro de junio de dos mil nueve.

Bestia.

La Bestia se irguió sobre sus patas traseras. Olfateó a su alrededor y salió de la cueva. El aire del exterior contrastaba con el vaho que de ella hedía.
La Bestia miró asustada el cielo. Su vacío la hizo sentir demasiado pequeña. Pero, al ver una presa, volvió a ser omnipotente e inmensa. Se abalanzó sobre la criatura y, en cuestión de instantes, dejó sólo astillas.
La Bestia volvió a la cueva, saciada. Olvidó el haberse sentido disminuída, el matar lo había borrado de su cabeza. Se acurrucó tranquila, aún más maloliente que antes. La sangre estaba tibia en su pelaje y aún humeaba. Mientras ella dormía la sangre fue haciéndose costra. Más materia para su coraza.

Giuliana, primero de junio de dos mil nueve.