Me retrato aprendiendo

Releo hacia atrás, anaguignozco mi yo, mi ser. Buceo y exploro cada momento de lo que hoy soy, en un pasado remoto y no tanto.
Encuentro cada yo mirándome desde su lugar, desde un lugar particular, pero con el camino recorrido hasta hoy ya cargado en cada mirada.
Recuerdos que mienten un poco, siempre fue así, y claro que es así si hoy soy otra yo. Puedo entenderme y entonces ser en profundidad, un ser en constante (y mágica) transformación.
Hoy, desde lo más profundo de mi corazón, me perdono. Perdono cada yo del pasado, porque el pasado ya pasó. Perdono cada error, porque hoy es un aprendizaje. Hoy, que perdono, puedo disfrutar de ver desde acá cada aprendizaje. ¡Y mañana disfrutaré de ver el hoy con más perspectiva! Y si me perdono avanzo, y si me perdono a mí, perdono a todos.
Hoy me retrato, grabo a fuego cada momento en el que soy feliz porque puedo ver que avanzo. Agradezco a cada ser que se cruza con el mío y me enseña, actúa como espejo de mis fantasmas y me acompaña a crecer.
Releo hacia atrás este blog, que reflejó mis temores y soledades más grandes por tanto tiempo. Un mundo a veces oscuro pero siempre bello, hasta trágico. Puedo rescatar y valorizar la belleza de cada lágrima, pero hoy ya no lloro, por lo menos no así, sino de alegría. Puedo transmutar todo ese dolor, el dolor de crecer, y convertirlo en motor, en fuerza, en aprendizaje.
Lo más bonito y esperanzador que he aprendido, es que está bien equivocarse, está bien crecer y está bien aprender, ¡y hoy me doy permiso para equivocarme, crecer y aprender!
Hoy me retrato aprendiendo y en cada cara están todas mis yo, hoy amigas entre sí, hoy enseñándose unas a otras.
Hoy me retrato aprendiendo, siendo feliz por aprender, sabiendo que siempre faltará, y confiando en que mañana ya no seré la que soy hoy.

Giuliana, habiendo ya empezado a aprender a sanar, cuatro de mayo de dos mil catorce.


Desacostumbrarse a dormir sola en un abrir y cerrar de ojos,
estás acá, no, no estás, te extraño, siempre estás acá.

Olvidarse de las tristezas y de las lágrimas que
a veces
vuelven
y se recuerdan.
No vuelvan, no hoy.

Olvidarse del nombre, sólo poder decirlo de a dos.
¿Siempre estuvimos acá?

Olerte, masticarte, degustarte, saperte cada rincón.
Amarte husmeando, olisqueando, probando, testeando, conociéndote rincón a rincón a rincón.
Y ser música juntos sin serlo ninguno.
Y volemos,
quiero eso,
volar
con
vos.

Giu, 21 de enero de 2013.
Esa noche... Noche de Julio
Noche INVIERO. Bolita Lucecita.
Y tan tan tan Bola de luz azul
Y la noche NARANJA te envuelve
PsicODEliA primera.
No me apaguen la LuZ.
Quiero verLA - VERTE.


Febrero, dosmildoce.




Dosmildoce.
Sencillamentecomplicado
Sobriamenteescondido
Asustadodetrásdetodo
Yungestounabrazounacaricia
Caricia de esas
                        Cariciadeesasque rescatan
Detodotodotodo...
Ydetrásde todobeso
            detoda caricia
besocariciaescondidomuy
Asustadatebeso
complicando  Destino
                      Caricias
                      Beso *

24 febrero 2012

Fragmento descriptivo de Viaje en Moto.


Felicidad absoluta. Poder cantar, total no se escucha. Perfección absoluta, el peso aún no cansa y el sol todavía no quema. Hasta ver que sólo se recorrieron unos pocos kilómetros y la desesperación te embarca. Falta mucho para llegar a destino. La piel comienza a arder, la columna se siente. El cuello molesta, el casco aprieta. La piel del cuerpo comienza a humedecerse. Una deja de tener el control, deja de cantar y de sonreir. El sol fulmina. Pareciera que te apunta especialmente con un rayo y que piensa 'hasta que no caigas no paro'. 'Faltan cinco kilómetros', escuchás cuando estabas a punto de creerte muerta y en el infierno. No eran cinco. Eran los doce kilómetros más largos de tu vida, con el cerebro a punto de explotar dentro del plástico del casco, tras el telgopor y la tela, tras el pelo, el cu‏ero cabelludo y el cráneo. Y cada piedrita, por más minúscula que sea, que es dejada atrás por la rueda rebota entre las neuronas haciéndote desear arrancarte el cerebro a pedazos, pero no lo hacés por que las manos están acalambrádas de agarrarse y la espalda no puede enderezarse y las neuronas, de tantas piedritas y pedrotas, ya no hacen sinapsis.

Enero o febrero de 2010.

En ese sillón gris.


En ese sillón gris, del cual cada vez que se sentaba en él salía una gigantesca nube de polvo. En ese sillón gris él se sentaba, olía el polvo. Olía el polvo y se acomodaba. Miraba a la nada, se acomodaba y sacaba un fósforo de la caja que tenía en la mesita con el mantel de encaje, se sacaba el cigarro de detrás de la oreja y lo encendía. Fumaba una seca, dos, diez, veinte. Lo apagaba en la taza del café que se había tomado en el trayecto desde la cocina hasta el sillón gris y que había dejado apoyada en la mesita con el mantel de encaje. La ceniza crujía, al mojarse con los restos de café. Él disfrutaba especialmente de ese sonido, y ni bien lo sentía podía comenzar su tarea.
Se ponía de pie, comenzaba a caminar de un lado a otro, tomaba un libro de un estante, lo abría en alguna página marcada con un papel, con una cinta o simplemente doblada en la punta y recitaba el párrafo redondeado a lápiz en voz alta, una vez, dos, diez, veinte. Cerraba el libro de golpe, lo devolvía al estante suavemente o lo tiraba por los aires, se sentaba nuevamente en el sillón gris, previamente habiendo tomado la pluma y el cuaderno y comenzaba a escribir.
Escribía durante horas, sin levantar la vista del papel, sin percibirme. Eso me gustaba, pero lo sufría bastante. Sufría la sombra impenetrable que lo rodeaba, su caparazón para esconderse del mundo, para que el mundo no lo lastime. Por que ya lo había lastimado demasiado, tal vez.
Me daba la espalda. Siempre igual. Preparaba el café y lo tomaba sola, sin esperar a que yo agarrase siquiera mi taza. Entonces me lo tomaba rápido, para no molestarla, de camino al sillón. Me arrojaba en él y siempre esa puta nube me envolvía. Me aspiraba todo el polvo como diciéndole ‘cuándo te dignarás a aspirarme esto’ pero no me entendía. O no quería. O ni me miraba.
Me gustaba mirarla mientras escribía, cómo ella leía, pero la miraba furtivamente, sin que lo note. Durante mucho tiempo le declaré todo mi amor a viva voz, y ella también lo hacía. Ahora no me dice más ‘te amo’. Supongo que dejó de quererme, lo mejor que podría hacer es dejarme, pero ya no tiene a nadie. Tendría que humillarse demasiado, no puede. Yo la sigo amando, pero no se lo digo para no presionarla.
Efectivamente. Todos tenían razón. Cómo puede ser que creí cualquier cosa. Me siento estúpida, pero sobre todo por seguir amándolo. ‘Acá estoy, soy tuya, vivo sólo para vos’. Nunca entendería eso, a pesar de que él dijo sentirlo alguna vez. Quisiera huir y poder olvidarlo, eso ya no es posible. Primero, no lo olvidaría. Segundo, ya estoy vieja. No vieja, sí avejentada. Me siento gris, apagada. Hace tiempo que no leo nada nuevo. Siempre lo mismo. Peor aún, ni siquiera lo mismo que siempre me ha gustado mucho, sino lo que me hace amargar aún más, como la gramática espantosa de Artl, la sencillez del lenguaje de Lewis, la intrincación imposible de Mead. Saramago me ha abandonado, también mi Úrsula y Bodoc. Ellos se fueron, se perdieron en algún lugar de mi corazón que ya no vive, sus palabras que me hacían volar, soñar, reir se han ido, no puedo encontrarlas. No es que haya perdido sus libros, están ahí, en la biblioteca... Pero no me puedo acercar a ellos, no puedo tocarlos. Él debería darse cuenta de mi oscuridad. Estoy empezando a odiarlo, no me ve.
Podría dejarla yo... Pero no tengo las fuerzas. Supongo que amo pobremente, por que si mi amor fuera inmenso la dejaría para que tenga una mejor vida, con alguien con quien ella quiera estar... No entiendo que hace leyendo a Lewis otra vez. Si siempre lo odió. Pero que ni se me ocurra decirle algo, se pondría como una fiera.
Quiero abrazarla... Quiero tocarla, besarla toda, volver a verme bello en esos ojos azules como la más cerrada noche. Debería hacerlo. Ya mismo.
Uh, acá viene... No quiero hacer nada. Su cara está extraña. ¿Qué es esa mueca? ¿Un intento de sonrisa? No, no puede ser, él hace tiempo que ya no sonríe... Es una sonrisa, no puedo creerlo.
Me ve llegar y se pone de pie. Ese ceño tan fruncido me asusta. Sigo. Un paso más. Dos. Pongo mi mano en su frente. Aflojo la tensión.
¿Esa mirada es amor? Lo atraigo hacia mí. Responde, dócil, como antes. Antes de que pueda darme cuenta lo beso.
Me besa, me besa como antes, como siempre, mi mujer, mi amiga, mi compañera ha vuelto. Ha vuelto ya. ¿O acaso he vuelto yo? Creería que ambos.

Junio 2011, y antes.

Lejanamente inimaginable, consistente aquí solo aquí en esta cabeza
como un aliento extraño que sólo siente quien duerme despierto
como un ser que envuelve participando a todo de sí.

La fuerza que está que es viva que da vida que nos mueve
que hacer nacer a la semilla
que es la flor allí albergada.

Consistente quizás no sólo aquí.

12/02/2012

Sueño envolvedor, suave, silencioso...
que adormece, danzando entre mis brazos, mis piernas, mi sexo.
Sueño como un viento cálido, viento de un recuerdo borroso.
Y me descuelgo del recuerdo preguntándome hoy.
Hoy hoy hoy anclado en ayeres y mañanas.
Recuerdo hecho presente, presentándose minuto a minuto.
Y ese viento recorriéndome, dándome impulso
impulso alas volar. Alas para volar.


23 febrero 2012
Expansión. Dela punta de las uñas de mis dedos de los pies siento fluir, fluir, fluir... hacia los dedos de mis manos, liberadores. Hacia mi cabeza, estallante en luz, proyectiva.
Y libre, libre, libre corro dentro de mi cuerpo inmenso, sin cárceles.
No necesito valles y Heidi y abuelo, tengo luz y los tengo en mi cabeza.
No necesito a Kalessin para sobrevolar Terramar en su lomo, tengo imaginación y convicción.
La luz se expande en nosotros compañeros.
Somos dueños. Somos historia.
Focos de luz, el cambio que se viene.
Imparables.
Iluminemos todo todo todo alrededor, no nos quedemos con nada, sumámonos en la oscuridad maravillosa del haber agotado la luz en generar más fuentes infinitamente poderosas.

Giu, trece de enero de dos mil doce.

Hermano.

Adrien, Seba, Pezón, Nico... etc.

Hermanos porque amamos
hermanos porque soñamos
porque somos sangre
porque nacimos todos
sentimos patria
sentimos mañana.
Hermanos si somos hombres
hermanos siempre hermanos
siempre amando
siempre soñando
siempre hacia adelante,
sin importar cuán vaga fue cada cigüeña.
Y patria por vos hermano
por todos mis hermanos
y no por tierra o lengua
hermanos por corazón.

Chun, quince de octubre de dos mil once.

Secuencia de Detalles.

Sí, sí, está seco. El último diente de león se ha secado. El invierno acecha.
Invasión, es una invasión. ¡Gigantes animales de peluche acechan (junto al invierno) a la vuelta de la esquina!
El otoño también nos persigue.
El refugio a los ataques: tejidos.
El león protector duerme tranquilamente.
Preparemos todas nuestras armas, ¡todas!
Hasta la mamushka come osos.
Los invasores vienen en una nave extraña... Desde mi escondite puedo verla.
¡La nave se acerca!!!
Nos sometieron. Debemos adorar a su princesa.
Y a su rey.
Este es nuestro bunker. Aquí seremos imperecederos.
Nuestros controles. El bunker es muy tecnológico.


Giu, mayo dos mil once.


Alas.

A quien hoy cumpliría sesente y un años y pudo hacernos soñar.

Me están saliendo alas
Estoy completamente segura, son alas.
Ahora podré ir
Esperame, aprenderé pronto a volar.
Y seguiré lo tuyo.
Lo que nos dejaste
Todos lo seguiremos.
Nos están saliendo alas, lo juro
Las sembraste en todas nuestras espaldas.

Giuliana, veinticinco de febrero de dos mil once.

Luz.

De algún modo sabe que está. No puede verlo, pero cree haberlo visto alguna vez o haber escuchado hablar. Los que con él conviven en ese cuerpo no le creen, lo golpean y le dicen que no es posible, que si realmente existiese el ácido no los carcomería constantemente, que no sueñe, que está prohibido.
Él busca el reflejo. Él, cerca del corazón, lo encuentra. Él, entra a la Luz. Ya no hay nadie conviviendo con él; los demás murieron en la oscuridad. Quedó él, sólo él, el que descubrió la Luz, sólo él habitando el cuerpo.

Giu, diecinueve de enero de dos mil once.

Retomando el eje.

El Comienzo

En el borde del abismo debo decidir si salto.

Los temores me atan al suelo como una enredadera que nace en el centro de la Tierra.
Intento despegar los pies del piso.
Hago fuerza y más fuerza y la unión se resiste.
Finalmente puedo. Ya no me ata nada.
Ahora puedo lanzarme.
Y no lo hago.
Giuliana, viernes seis de marzo de dos mil nueve.

Borde.
Al borde del abismo, ya lo dije, debo decidir si salto...
pero que horroroso es estar al borde...
mas preferiría estar cayendo, o kilómetros antes de la linea.
Giuliana, diez de junio de dos mil nueve.

Estar cayendo no era como creía, una caída libre y continua. Estar cayendo es ir golpeándose contra todas y cada una de las salientes de piedra, enredándose en todas y casa una de las raíces, cortándose con cada objeto que se cruza, mientras seguís cayendo y la luz se olvida de llegar a vos, ya no ves, cada golpe te toma por sorpresa y te duele más que los anteriores. Te olvidás de los colores, del sol, del calor. Te olvidás. Y caés.

Giu, dieciocho de enero de dos mil diez.

Sueño (IV).

Acostada en mi cama no quiero levantarme nunca jamás. Me retuerzo bajo todas las frazadas que encontré, sofocada, intentando asfixiarme. Las sábanas no quieren asesinarme, tampoco el colchón. Ruego que la muerte llegue pronto, pero en su lugar logro dormirme, después de cinco horas de suplicio, lágrimas, manos y dedos desesperados en el cuello, la boca, la nariz. Me duermo por fin y sueño con una niña de trenzas y fequillito que rie mientras dibuja corazones y princesas y hadas y castillos. Veo crecer a la niña, dejar de serlo, seguir siendo feliz. De repente es una viejita que lee un largo cuento sobre tierras lejanas a cinco niños que la escuchan con atención. Eso quiero. Dormirme hoy y despertarme nunca o en cincuenta años. Me despierto y pongo todas mis fuerzas en volver a dormir, quiero seguir soñando. Por favor, imploro al día, no empieces por favor, no tengo fuerzas para enfrentarte. El día empieza igual. Otra vez tengo que caminar arrastrando los pies y agachando la cabeza.

Giuliana, dieciocho de enero de dos mil diez.

Mierda.

Y se cortó la panza con la cuchilla de carnicero, corrió los órganos que no le interesaban y arrancó los metros y metros de intestinos de su cuerpo, dejándolos tirados por el piso. Cosió la panza sin llorar con hilo y una aguja muy gruesa. Se extrañó de no sentir alivio. Se miró al espejo y: estaba rota para siempre, estaba muriéndose y todavía seguía llena de mierda.

Giuliana, dieciocho de enero de dos mil once, como a las seis de la mañana. Maldito insomnio. 

Tristeza, otra.

Tristeza encapsulada en una gota, gota indestructible, gota que va perforando entrañas y cuerpos y ciudades y el mundo, el mundo perforado por la tristeza, no La Tristeza, mi tristeza, tan mía como mi propio cuerpo por ella perforado. No una tristeza clara, transparente, de la que me habló esa vez mi hermana, tristeza que mata, que a cada segundo me hace desear más y más el irme de acá. Y el pájaro de papel, esa grulla de colores, intentando con esas plumas que no tiene secar mi tristeza y pobrecito no puede, pero mi corazón se enternece de mirarlo, decide quedarse acá un día más a intentar contagiarse los colores de mi pajarito, a ver si resucito.


Giuliana Zonni, veinticinco de noviembre de dos mil diez.

Trazo.

El trazo se desdibuja cada vez que me distraigo.
Se vuelve gris claro a veces, otras veces se hace discontinuo.
El trazo necesita atención.
El trazo no sabe ser. Debo ayudarlo.
Ayer me distraje. Hoy era un garabato.
El trazo debe ser recto, fino, continuo. Claro y conciente.
El trazo debe ser perfecto.
Pero ayer se hizo un garabato.
Bello garabato. Agradable. Discontinuo, gris, curvo, con muchos ángulos.
¿Y si me distraigo más seguido?

Giuliana, veintitrés de diciembre de dos mil diez.

Lluvia.

Toda la ciudad empapada, empapadísima de realidad. Toda la ciudad llena, llenísima de charcos que pisé recién. Toda la ciudad con baldosas flojas, bajo las cuales el barro acecha para ensuciarme los pantalones. Toda la lluvia cae sobre mí, me lava, me hidrata, me ensucia, me alimenta. Toda la gente adentro de sus casas, toda la ciudad para mí sola, para correrla, caminarla, besarla, llorarla, despedirla.
Y toda yo, mojadísima, embarradísima, de frente a mí misma, reconciliándome con mis sueños, con expectativas de felicidad y mañana, sí, será mañana, el día de reir, llorar, recordar, y esta lluvia de hoy lo anticipa, siento un vidrio gigante persiguiéndome para mostrarme la belleza de las gotas estrelladas en él. Y el día de mañana tendrá la luz de tantos otros, pero además será un comienzo, comienzo de lo mejor.

Giu, veintisiete de noviembre de dos mil diez.

Ruedas.

"El tiempo no tiene una sino sus muchas ruedas. Una rueda para las criaturas de corazón lento, y otra para las de corazón apresurado. Ruedas para las criaturas que envejecen lentamente, ruedas para las que se hacen viejas con el día."

Liliana Bodoc

Dos almas que habían sido una, antes de la escinsión. Dos almas que se encontraron en tiempos equivocados. Que se amaron igual, perdidas en su unión. Dos almas que fueron separadas. Que sufrieron la ilusión de ser separadas. Por que el tiempo de las almas es otro, estas habíanse confundido en el tiempo de la gente. Pero los siglos no son nada para ellas, por que las vidas humanas no son nada para ellas. Por que saben que se volverán a encontrar, por que son parte de lo mismo. Por que son lo mismo, hechas con los mismos ingredientes, habiendo cada una sido moldeada por la otra. Y en esta vida podrán habitar en cuerpos amigos, que en algún momento fueron un solo cuerpo, también. Gozarán así, una y otra relamerse en las ideas compartidas, en las mentes similares, en los recuerdos vividos y la añoranza y el coraje hacia el futuro, hacia la felicidad.

Giuliana, jueves dieciocho de noviembre de dos mil diez.

Adiós a Néstor.

Entro recién a mi blog, para descargar un poco de la tristeza que siento, y veo mi última entrada; "Memoria".
En el dos mil tres yo iba a sexto grado del primario. Año de elecciones, las "seños" nos hicieron un simulacro de elección en el grado. Mis papás no estaban muy seguros sobre a quién votar, recuerdo que efectivamente no votaron los dos al mismo candidato. Yo si ellos se hubiesen puesto de acuerdo les hubiese copiado, pero como no era el caso me puse a leer: leí las biografías de los candidatos, sus carreras políticas y sus propuestas. Y desde mi enorme ignorancia lo elegí a Néstor, sólo por sensaciones. Y él ganó, en mi grado.
Días más tarde, mis papás estaban de viaje y el señor innombrable se bajó antes del balotage. Los esperé a mis papás con fotos de Néstor recortadas de revistas pegadas en una pared de casa.
Yo no sé cómo fue vivir la dictadura, pero sí sé cómo es sentir que se hace justicia. "Memoria", la entrada anterior, la hice para una convocatoria que abrieron H.I.J.O.S. y Taller 4 este año. Porque con Néstor y Cristina pudimos revisar el pasado. Porque nos abrieron las puertas al debate.
Insisto, yo no sé cómo es vivir bajo el mando de un hijo de puta, porque la mitad de mi vida (la única mitad de la que puedo tener una memoria precisa) fue bajo la presidencia de Néstor y después de Cristina.
Anoche fui a la plaza Roca (a la cual espero, pronto, le cambiemos el nombre). No había casi nadie hasta que se abrieron las puertas de la Catedral y la gente creyente que allí se había reunido para rezar por Néstor se trasladó a la plaza. Yo soy atea, atea visceral, atea militante. Me dio mucha bronca que la plaza se llene así. Pero se me acercó una señora; "¿Acá nos juntamos por Néstor?", "Sí", le digo, "Ah, bien, ¿vos venís de la misa?", "No, no soy creyente", "No importa, no creerás en Dios, pero sí creés en Néstor, y Néstor se ha preocupado más por los pobres que Dios, así que es más importante que creamos en él para que seamos algo que valga la pena".
Me dejó en shock. A los religiosos ya no les molesta que se le meta el palo en el culo a la Iglesia con el Matrimonio Igualitario, y demás, a muchos les importa, aún, la igualdad... (Eso no significa que no les vaya a quemar sus iglesias en cuantito tenga la oportunidad, pero ahora procuraré que no haya nadie adentro).
Estoy muy triste. Tengo miedo de que la política no sea como lo fue esta última mitad de mi vida. Tengo de miedo que Cristina no pueda luchar contra todos esos hijos de re mil puta que Néstor sí podía frenar, tengo miedo de que ella no tenga esos huevos, o que si los llegase a tener de que se los aplasten.
Gracias por reinvindicar la Memoria, por ir al Norte, por el fútbol (aunque yo lo deteste), por la ley de medios, por la 125. Por defenderlos pude ver quiénes de los que estaban a mi alrededor valían la pena y quiénes no, gracias por eso también. Gracias por dejarme crecer informada y en democracia. Gracias Néstor, gracias Cristina.
Y Cristina, acá estamos, somos muchísimos pensando en vos.

Giuliana, veintiocho de octubre de dos mil diez.

Memoria.



Giuliana, dos mil diez.

Salta.

Salta entre brillantes piedras rojas azules violetas
salta mientras canta canciones nunca jamás escritas
salta como un corderito chiquito peludito
salta y da volteretas en el aire
mientras lo vemos y lo disfrutamos
salta mundo siempre
salta y somos felices
salta y nos mareamos y vomitamos
salta y nos golpeamos y lloramos
salta y nos alegramos y nos abrazamos
y que siempre salte
así estamos más vivos.

Giu, diecinueve de oktubre de dos mil diez... ¡Faltan siete días!

Árbol.

Giuli, en el dos mil... ehm... ¿seis?

Podría.

Podría ser que una persona haya nacido en el tiempo equivocado o podría ser que una persona haya nacido en el cuerpo equivocado escuché hoy o parecido. Sí, yo nací en tiempo y cuerpo equivocados pero no hay solución alguna porque el tiempo de mi educación fue acertado, también de mis progenitores, no el de mi amor ni el de mis sueños. No mi cuerpo para ser lo que soy por dentro pero sí para actuar de quien a veces me gusta ser. No existe el tiempo para mí. No existe, porque si lo hiciese estaría muerta, por cómo a veces me atropella. Por cómo me desgarra, pero acá estoy, viva, escribiendo, escuchando. Estoy viva, no existe el tiempo.

Giuliana, dieciocho de oktubre de dos mil diez.

Ahora.

Y largo toda la nube que tenía adentro esperando alivio inmediato pero el alivio no llega no llega nunca, lo único que me sostiene (apenas de un pelo) a esto sos vos, haciendo fuerza mucha mucha fuerza por traerme al mundo para volver a nacer para comenzar a nacer para volver a ser la yo que amé la yo que admiré y no la perdida yo que soy hoy la perdida yo en medio de opciones de decisiones que nadie toma de todo un mundo de posibilidades que no quiero imaginar. Saber que existís aunque no estés acá es aire que llena mis pulmones es sangre que corre por mis venas es todo lo que pude alguna vez soñar y cuando me adentro en mi mente en los recuerdos y sensaciones tuyas vuelvo a ser quien quiero ser y por eso quiero que me agarres más fuerte que no dejes a mi cuerpo irse del mundo y a mi mente perderse en números. Sos vida.
Y la nube se agranda adentro mío pero ahora en este instante acabo de dejar de sentir dolor y pena por mí misma sino que siento la adrenalina de una nueva existencia de una existencia sin oscuridad trabajosa pero real una existencia donde mi vida no será múltiple ni un cuento una existencia donde comienzo a vivir.
Gracias coraje por haberme hecho nacer no de nuevo sino por primera vez gracias por hacerme comenzar a nacer.
Y en la ausencia de seguridades y en los planes que eran claros y se nublan y en los planes que eran borrosos y son cada vez más hoy y en los nombres de bellos pensadores y revolucionarios y revoluciones y norte y tiempos pasados se abre mi futuro cada vez más firme y visible pero a la vez más frágil para mi percepción que espero que sea sólo mi percepción, esta fragilidad no puede ser ya real, porque ahora soy FELIZ.

Giuliana, diecisiete de oktubre de dos mil diez, once cincuenta y nueve p. m.

Números.

Para quien alguna vez me dijo que quienes nos acercábamos a las exactas era porque temíamos al abismo de la filosofía. Se equivocó. Y mucho. Este abismo es aún mayor.

Rondando la periferia de esta ciencia inacabable atisbamos los secretos más profundos con un profundo, por cierto, malestar. La sensación de vacío revuelve el estómago. Y, a su vez, la tangibilidad de esta ciencia, hace brincar al corazón. Porque ella lo es todo.
Ella se asoma entre la gente, ella se asoma en el árbol, ella se asoma en la vida, en la muerte. Ella se asoma. Ella, tan bella y misteriosa.
Ella descubre misterios de la vida, del mundo, del pensamiento. Y eso es lo que la vuelve encantadora, oscura, iluminadora.
El abismo de la realidad, en palabras, es enorme. ¿Y en fórmulas? Mayor. La genialidad detrás de cada demostración, la sangre que corre por esta romántica historia, el dolor profundísimo en el cráneo, haciéndonos realmente sentir el infinito.
El mareo ante el descubrimiento. La posibilidad de hacer llegar Kant a muchos. Las categorías a priori verdaderamente categorizadas y explicitadas. Maravillosa ciencia, por favor, te debo la alegría, te debo el miedo, el llanto, la inconmensurabilidad. 
Se me caen las lágrimas de emoción al pensarte.
De verdad, estoy llorando.
Pienso en quienes se perdieron en vos. Encontrándose con Dios, con el verdadero Dios, el único Dios: el conocimiento.
Requerís trabajo. Eso te hace aún mejor. Requerís mover los engranajes de cerebros aburridos, apagado o peor: nunca prendidos. Me hacés sentir la sinapsis en mi cabeza. Puedo percibir el momento exacto del insight, del click.
Sigo llorando.
Bella, bella, enorme. Me cuesta tanto conocerte. Me duele en las entrañas el esfuerzo por comprenderte. Ojalá algún día, algún día, pueda hablar sobre vos con propiedad, pueda acariciarte, recostarme en vos, besarte.
Ojalá pueda conocer a Dios.

Giuliana, cinco de octubre de dos mil diez, muy pero muy feliz con la elección de su carrera.

Otra vieja loca.

Giuli, febrero de dos mil diez.

Ojos.


Giuli, dos mil ¿siete?.

Nena.

¡Y otra vez gracias!
Giuli, veintisiete de marzo de dos mil diez.

Killer.



Giuli, anoche, veintiocho de marzo de dos mil diez.

Espalda.


Giuli, principios de dos mil nueve.

Diablo Viejo.


Giuli, octubre o noviembre de dos mil ocho.

Diablo Enojado.



¡Otra vez gracias!
Giuliana, veintisiete de marzo de dos mil diez.

Vieja Loca.


¡Gracias Machi!
Giuliana, veintisiete de mazo de dos mil diez.

Diablito.


Dibujado por mí, pintado por Toto y yo. Algún día del dos mil nueve, fin de año.

No sé.

una moneda sin cara
un beso sin sonido
un número vacío

que no son.

sueño de héroes
cuento de magos
fábula de tres cerditos y un lobo.

colores grises
extraño extrañamiento.

no sé.


Giuliana, veintitrés de marzo de dos mil diez.

Pasos.

Soplo de vida
tu aleteo constante

soplo de muerte
tu descenso inesperado

asfixia tu aire
aplasta tu euforia
tus pasos imperceptibles
tu voz que aturde

pasos
     pasos
          pasos
que
aturdida, asfixiada
 aplastada, sorprendida
  aburrida, feliz
   desconcertada
    divertida
...
pasos
  que
    voy aprendiendo a dar con vos.

Giuliana, veintidós de marzo de dos mil diez.

Se acabó.

Muy hermosa figura
pero se nota remendada
muy bello círculo
atravesado por una recta
muy lindos recuerdos
trucados por la fantasía.
Y se acabó se acabó se acabó.
Seguimos en la misma calesita
pero ya sin risas y colores
seguimos pretendiendo jugar
cuando ya somos robots.
Se acabó se acabó se acabó.


Giuliana, diecisiete de marzo de dos mil diez.

Nubecita.

Ella, fragilidad de viento.
Esperando por siempre esperándolo
esperando cuando duerme
cuando come
cuando sueña.
Poniendo un plato de más en la mesa
haciendo comida para dos
dejando el lado de la cama vacío
y la llave en la ventana, por si él olvidó la suya.
Ella, nubecita triste
que ya no duerme
que ya no come
que ya no sueña.
Que mira la calle esperando ver un auto
esperando verlo llegar
esperando no ver más.


Giuliana, dieciséis de marzo de dos mil diez.

Cadáveres Momêros.




Cadáver I.
AIRE ESPESO
IRRESPIRABLE
INDISCUTIBLE
NUBLADO
REPERCUTIRÁ, LO SÉ
TODO VUELA
TODO SE ARRASTRA
LO SÉ
Y NO HAY MAS NADA QUE DECIR
LA VERDAD ES QUE ÉL ES EL MAS LINDO
PERO LE FALTA MALDAD
SHHH........
UN SUSPIRO- VIENTO TAMBIÉN-
... Y BESOS
DE AIRE
EN ESTE ENTREPISSO
RASPANTE
REPTÁS, A VECES
VOLANDO
Y ES EL RÍO SIN CAUSE
Y EL SINSENTIDO DE LO MAS COHERENTE
EL QUE ME DICE AL OÍDO QUE LA SERIEDAD ES PURA RISA
REÍAN COMO CERDOS -¿RIEN LOS CERDOS?-
NO SÉ 
NO SÉ NADA
NO ME SALE Y BASTA, BASTÁ
PREFIERO EL TABACO ENCENDIDO

Cadáver II.
Y NO PUEDO DEJAR DE PENSARTE
QUIZÁ UNO PIENSA ESTAR EN EL LUGAR QUE SUS PIES PISAN; PERO QUIZÁ TAMBIÉN LOS PIES NO PISEN
... Y SI MIS OJOS QUE MIRAN LA LUNA ENCARABINTINTAGULADA NO PUEDEN MOSTRARTE SU ENCARABINTINTANGULADEZ, CÓMO PODRÉ HACERTE SABER QUE SI QUIERO DESENCARABINTINTANGULAR TU VERDAD
CAMBIANDO, MUTANDO, ROMPIENDO
DIBUJANDO ENTRAMADOS AZULES
Y EL AIRE...
ME AHOGA. ME AHOGA
EL AIRE QUE RESPIRÁS 
VOS SÍ
YO NO
RADICA EN MI LA SOLUCIÓN
FLUYE COMO SI FUERA LO ÚNICO
CON SENTIDO
PERSISTE UN MOMENTO
Y
SE DISUELVE
COMO SI NUNCA HUBIERA SIDO
Y RASTI
DEVUELVE AÑOS 
30
QUE PUEDEN SER 20 O 12 O 17
Y ESTABAS AHÍ, PIEDRA
DESGARRAMIENTO, CAMPEÓN
HUNDIDO
REINABA LA PAZ. LUEGO LA LUNA SE PLEGÓ SOBRE SÍ MÍSMA; CRISPANDO Y ESTALLANDO EN MIL PEDAZOS.


María Paula Peressini Maynet, Pablo Esteban Miguel Kaniefsky, Juan Pablo Kaniefsky, Katia Ysaacson y Giuliana Zonni, en la Momê, el sábado siete de marzo de dos mil diez.


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Feliz.

Ver a una pulga como a un monstruo gigante
ver a una mariposa como a una carpa de circo
ver a una hoja como a un bosque
ver a mi mundo único
ver a mis besos maravillosos

ver que me necesitás
ver que me extrañás
ver que soy

ver

imaginar

imaginar hormigas que escriben este cuento
imaginar todo como quiero que sea
imaginar y ver

imaginar vivir

vivir

vivir feliz.

Giuli, dos de marzo de dos mil diez.

Ellos.

Ella. Arrugada y reestirada. Flaca, tísica, consumida. Maquillaje desde los veinte. Ojeras ya negras oscurísimas arrastrando junto a la cola del vestido. Mirada gris de olvido, mirada triste de tiempo. Odio en todas su facciones. Odio que va con ella. Que la acompaña a todos lados.

[Te odio por no quererme. Te odio por que te quiero. Te odio.]

El. Desfigurado de fiestas. Cabeza reventada de estupefacientes. Cabeza donde anidan ratas y crece pasto. Ojos que no ven, por que a su alrededor no hay absolutamente nada para ver. Amarillo.

[Un día como hoy no estarás más conmigo y yo te seguiré necesitando. Un día como hoy me dejarás sola. Un día como hoy te extraño, por que un día como ayer me dejaste.]

Ella. Buscándolo. En bares, en prostíbulos. Abajo del puente. En plazas. En las calles. Llorando, corriendo, gritando.

[Voy a matarte. Voy a sacarte las entrañas y me las voy a comer. Te voy a pinchar los ojos con alfileres. Te voy a cortar la piel en tiritas y te voy a atar con ellas. Te voy a meter en una bolsa y la voy a quemar.]

Ella. Él. Encontrándose.

[Te esperé. Te esperé veinte años sentada en ese parque. Te esperé transformándome en estatua. Te esperé y llegó un ruiseñor.]

Él. Poniendo excusas.
Ella. Matando.


Giu, cuatro de febrero de dos mil diez.

Sueño (III).

 "Un escenario vacío,
un libro muerto de pena,
un dibujo destruído
y la caridad ajena."
C. A. G.

Hay papeles en el piso. Hay papeles rotos desparramados. Hay tinta derramada. Roja, como sangre.
Hay pedazos de vidrio en la cama. Hay vino en las sábanas. Rojo, como sangre.
Hay un recuerdo entre las paredes. Que cierra y abre puertas. Hay un fantasma que me asusta.
Hay telarañas en el techo. Pero sin vida.

Me mancho los pies al entrar. Camino y arrastro palabras. Metáforas destruidas, rompecabezas inarmables.
La piel se rompe fácilmente. El olor a alcohol es insoportable.
Grito de terror y los susurros me callan.
Las arañas muertas se meten por mi boca.

Sueño un sueño donde no hay tiempo.

Sueño un sueño donde nada pasa.

Nadie en los tablones, nadie leyendo, nadie dibujando.
Nadie en mí.

Giuliana, veintitrés de enero de dos mil diez.

Hermana.

"Movimiento, las cosas tienen movimiento
la oportunidad de estar en libertad"
F. P.

a Katia

De tristeza clara me hablaste.
¿O de claridad en la tristeza?
Dolor amplio, oscuro, negro...
Que abandona la identidad.
Me hablaste de mi edad.
Del descubrir.

Me hablaste del movimiento.
Fluir natural de las cosas
que dejó de serlo
para convertirse en máquina,
pesadilla que nosotros construimos.

Me hablaste de respirar profundo.
De largarlo todo.

Me hablaste, hermana mayor,
para enseñarme.
Para contenerme.
Para enseñarme a contener.
Y a soltar.

Te escucho, hermana.
Y me libero en una contracción.

Giuliana, doce de enero de dos mil diez.

Mitchunsky.

Giu, doce de agosto de dos mil nueve.

Mi lugar.

Casita de mi infancia, casita de mi abuelo. Casita donde jugué, conocí y aprendí a decir la "erre", gracias al "adoyo" y al "cedo". Casita bonita y chiquita, casita de mi familia. Casita adonde llevé a mis amigos y adonde hice los más antiguos. Casita con Ludmila, con Diego, con las Sofías, con Antonella, con Gabriela.
Casita de los amigos de mis papás y de ser yo amiga de mis papás.
Casita de los fogones y las guitarreadas, de mamá tocando y cantando... "Era en abril", "El témpano", "Confesiones de invierno", "Cadenet", "En el hospicio"...
Casita donde está Juanca.
Casita sin electricidad.
Casita del verde inglés que ya me cansó.
De mi casita de árbol en el pino.
De mi choza en el cañaveral.
De pescar mojarritas que nunca comí por que me daban asco.
Del arroyo crecido.
De las subidas al cerro.
De la vez que nos perdimos caminando y encontramos juncos.
De dormir con Joaquín y Joel arriba.
Del ombú del otro lado del arroyo adonde voy a leer sola.
Mi casita.

Giu, veintitrés de enero de dos mil diez.

Búsqueda.

Te busco donde estabas y donde no. Busco tus olores, tus sabores. Busco verte, busco oirte. Sólo busco recordarte y vivirte.Giuli, fines de octubre de dos mil nueve y doce de enero de dos mil diez.

Besos.

Besos de vidrio
así la sangre se mezcla.
Besos que raspan
así las pieles se funden.

Besos besos besos.

Y tu piel que se funde en mí
y tus ojos que me desenmascaran
y tus manos, que me conocen en silencio
y tu boca, de la que bebo sedienta.

Y te sueño.
Sueño siempre esos besos.


Giuliana, nueve de noviembre de dos mil nueve.

Así - por Guillermo Molina

Así me siento yo
siento sueño pero hay viento
quiero ferné, pero me dan mondongo
quiero libertad, pero tengo parkinson
quiero choripan, pero soy del pami
necesito átomo, pero hay guerra
sólo quiero romper el hielo
(y meterme en un frasco de luz)

Guillermo Molina, veintiocho de octubre de dos mil nueve.

Otro tiempo.

"El Tiempo no tiene una sino sus muchas ruedas..."
Liliana Bodoc
Los días de la Sombra

Los segundos como pasos, firmes y rítmicos. Siempre iguales.
Los minutos se desdibujan dentro de sus márgenes.
Las horas duermen o sueñan o corren.
Los días son enteros, "unos". Círculos que se cierran como huevos.
Las semanas tienen su fin como el despertar de una pesadilla: empieza otra.
Los meses a veces parecen lejanos y terminan escurriéndose como bicarbonato entre nuestras manos.

Los años.

Giuliana, dieciséis de octubre de dos mil nueve.

Tristeza.

Ella es un ácido. Que se convierte en melaza. Que te rellena el estómago, que sale cuando la vomitás y que se regenera adentro otra vez. Que se confunde con muchas cosas. Que se transmite mucho. Que puede esconderse también. Que siempre vive con nosotros. Que cuando más bella es es cuando toma cuerpo en una lágrima.

Giu, dieciséis de octubre de dos mil nueve.