Releo hacia atrás, anaguignozco mi yo, mi ser. Buceo y exploro cada momento de lo que hoy soy, en un pasado remoto y no tanto.
Encuentro cada yo mirándome desde su lugar, desde un lugar particular, pero con el camino recorrido hasta hoy ya cargado en cada mirada.
Recuerdos que mienten un poco, siempre fue así, y claro que es así si hoy soy otra yo. Puedo entenderme y entonces ser en profundidad, un ser en constante (y mágica) transformación.
Hoy, desde lo más profundo de mi corazón, me perdono. Perdono cada yo del pasado, porque el pasado ya pasó. Perdono cada error, porque hoy es un aprendizaje. Hoy, que perdono, puedo disfrutar de ver desde acá cada aprendizaje. ¡Y mañana disfrutaré de ver el hoy con más perspectiva! Y si me perdono avanzo, y si me perdono a mí, perdono a todos.
Hoy me retrato, grabo a fuego cada momento en el que soy feliz porque puedo ver que avanzo. Agradezco a cada ser que se cruza con el mío y me enseña, actúa como espejo de mis fantasmas y me acompaña a crecer.
Releo hacia atrás este blog, que reflejó mis temores y soledades más grandes por tanto tiempo. Un mundo a veces oscuro pero siempre bello, hasta trágico. Puedo rescatar y valorizar la belleza de cada lágrima, pero hoy ya no lloro, por lo menos no así, sino de alegría. Puedo transmutar todo ese dolor, el dolor de crecer, y convertirlo en motor, en fuerza, en aprendizaje.
Lo más bonito y esperanzador que he aprendido, es que está bien equivocarse, está bien crecer y está bien aprender, ¡y hoy me doy permiso para equivocarme, crecer y aprender!
Hoy me retrato aprendiendo y en cada cara están todas mis yo, hoy amigas entre sí, hoy enseñándose unas a otras.
Hoy me retrato aprendiendo, siendo feliz por aprender, sabiendo que siempre faltará, y confiando en que mañana ya no seré la que soy hoy.
Giuliana, habiendo ya empezado a aprender a sanar, cuatro de mayo de dos mil catorce.