Lluvia.

Toda la ciudad empapada, empapadísima de realidad. Toda la ciudad llena, llenísima de charcos que pisé recién. Toda la ciudad con baldosas flojas, bajo las cuales el barro acecha para ensuciarme los pantalones. Toda la lluvia cae sobre mí, me lava, me hidrata, me ensucia, me alimenta. Toda la gente adentro de sus casas, toda la ciudad para mí sola, para correrla, caminarla, besarla, llorarla, despedirla.
Y toda yo, mojadísima, embarradísima, de frente a mí misma, reconciliándome con mis sueños, con expectativas de felicidad y mañana, sí, será mañana, el día de reir, llorar, recordar, y esta lluvia de hoy lo anticipa, siento un vidrio gigante persiguiéndome para mostrarme la belleza de las gotas estrelladas en él. Y el día de mañana tendrá la luz de tantos otros, pero además será un comienzo, comienzo de lo mejor.

Giu, veintisiete de noviembre de dos mil diez.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"comienzo de lo mejor"