Giuli, veintinueve de junio de dos mil nueve.
Padre Nuestro.
Venga a nosotros Tu Reino, hágase Tu Voluntad, así en la Tierra como en el Cielo. Tu Reino, Tu Voluntad. Sólo lo Tuyo, que desconocemos... Sólo Vos, gobernante ¿electo?... Danos hoy nuestro pan de cada día. Proveénos, por favor. No podemos hacer nada por nosotros mismos. Dependemos por completo de Vos, reganos, somos plantas. No nos dejes caer en la tentación. Porque no decidimos, sólo Vos podés manejarnos... Sos el Gran Titiritero. No somos malos, no podemos decidir. Somos humildes pecadores, tus corderos. Domesticanos. Pero mucho más me pesa que pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como vos. Antes querría haber muerto que haberos ofendido. Te ofendemos... Un segundo ¿no eras Vos quien nos libraba de la tentación? Debo morir por ofenderte. Por perder tu Cielo, por ser pecador... A su vez no declararme pecador es mentir, porque todos los hombres pecamos. Y ese infierno que merecí ¿fuego eterno o segunda muerte?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Muy bueno Giuli. Pero, ¿de dónde lo sacaste?
Estaba enojada, nomás...
Publicar un comentario