No siempre son cosas importantes
pero la tristeza existe.
En ciertos momentos lo hace,
aunque también a ella la perdemos.
Perdemos esa tristeza
para adquirir una satisfacción química.
Vana, vacía, etérea y sin sentido.
Y así podemos dejar correr mejor el río.
Sintiendo cada gota de lo que fue en nuestra piel.
Usando esas gotas como lágrimas,
lápidas de sueños que nunca fueron.
Nunca fueron en realidad, pero
¿No es suficiente ser en sueño?
¿No alcanza con jugar a sonreir de verdad?
Siempre aferrándonos a un desgaste,
vagando en un mundo reinado por secuestradores del amor.
Amor que en realidad nunca ES,
sólo lo Soñamos.
Nicolás y Giuliana, dieciocho de septiembre de dos mil nueve, Bariloche.
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