Segunda tanda; uno de las risas, dos de los besos, tres de los abrazos. Cambio. Cuatro ese nos vemos, cinco que nunca más, seis que siguió esperando. Cambio. Diez de las sábanas sin lavar, once de las manos curtidas, doce del olor que no es. Tercera tanda, del olvido. Cuarta, de cuando ella no se fue. Quinta de cuando no volvió. Sexta, por ayer, séptima por hoy, octava por lo que hubiera sido mañana.
Novena tanda; uno dos y tres para el agua en la cara a la mañana, cuatro cinco y seis para purgar cada café, siete ocho y nueve para remediar, diez once y doce para decir basta. Décimo, lo recuerda, undécimo, aprende a olvidar, duodécimo y olvidó. Trece, catorce, quince tandas de rabia. Dieciséis, diecisiete, dieciocho tandas dulces o saladas. La diecinueve en PAZ.
Vigésima; uno que perdona dos que reconcilia tres que entiende cuatro que llora cinco que se seca las lágrimas seis que resigna el futuro siete que la ama ocho que no la olvida nueve que la dejó de buscar diez que no encontró nada más once que no quiso nada más.
El doce no lo puso. Estaba encerrado en un cubículo de setenta centrímetros por setenta centímetros y veinte filas de ladrillos de alto, y no quiso terminar la última fila, no quiso finiquitar. Suficiente MORIR, basta de PERFECCIÓN.
Giuliana, veintiocho de julio de dos mil nueve, camino a Cerro Colorado.
1 comentario:
Jaja!! Este es el que me mostraste en el bondi.. Muy bueno che!
Pense que era mas nuevo..
Saludos
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