Fuego.
Lenguaje.
El arte como nuestra única oportunidad de escapar al mandato de "decir la verdad", nos permite ser sin causas ni razones. Sin necesidad de decir "verdad". La verdad no puede decirse porque no existe relación alguna entre el lenguaje y la realidad, la "verdad" no es tal como creíamos; no es.
"Sobre el árbol de la ciencia, verosimilitud, pero no verdad; apariencia de libertad, pero no libertad. Gracias a estos dos frutos el árbol de la ciencia no corre el peligro de que lo confundan con el árbol de la vida". (Nietzsche).
Entonces, el arte se parece más a la vida que cualquier otra cosa, es sin ninguna necesidad de explicarse ante nada. Como Dice Deleuze: "Nietzsche reprocha a menudo al conocimiento su pretensión de oponerse a la vida..." pero si pudiéramos abandonar ese conocimiento que intenta regir la vida y adoptáramos un pensamiento que la afirmase y que se active por ella entonces encontraríamos la esencia del arte: "estímulo a la afirmación contenida en propia obra de arte, la voluntad de poder del artista como tal".
La verdad no existe. No la podemos nombrar y esa sería nuestra única manera de asimilarla. Entonces el arte se burla de esa incapacidad y, "como culto de lo no verdadero", "santifica la mentira, hace del ideal de la voluntad de engañar, el ideal superior".
Impedidos de la posibilidad de decir verdad con el lenguaje, podemos aunque sea intentar utilizarlo para otras acciones. Creo realmente que el lenguaje estructura pensamiento, y no me parece inapropiado armar esta línea lógica: lenguaje como estructurador de pensamiento-cogito ergo sum. Entonces, la palabra posibilita existencia. No por el hecho de ser ‘verdad’, sino por el hecho de poder ‘manejar’ la ‘verdad’.
La realidad se nos presenta de diversas maneras y nosotros, a su vez, la tomamos de otras. Si el lenguaje nos da la posibilidad de ‘materializar’ la experiencia entonces el lenguaje nos da la posibilidad de la Historia, de la Memoria. Los seres humanos podemos decir que hemos vivido, que han vivido otros hombres antes que nosotros solamente por la posibilidad que tenemos de capitalizar lo vivido, de ponerlo en palabras y ‘archivarlo’.
Creo que quien tiene un lexicón acotado tiene una menor posibilidad de existencia. Existencia diferente a la de la piedra que está, pero no es. Quien vive una determinada experiencia y no puede traducirla a un lenguaje con el cual la recordará es como si no la hubiera vivido. Y si sólo podemos decir las actividades básicas que realizamos nuestra vida se convierte fácilmente en una vida rasa, básica, chata.
La literatura nos empuja a buscar otras formas de decir. Nos empuja a la poética, a la metáfora. Nos empuja a capitalizar la experiencia de mil maneras diferentes, a adornar la experiencia, a realzarla y hacerla brillar.
Al vernos empujados a todo esto comenzamos a ver otras cosas, apreciar mayor cantidad de detalles, ver luces y sombras en las experiencias, apreciar los claroscuros de la vida; aprehendemos los contrastes.
Giuliana, veintiocho de abril de dos mil nueve.
Velos.
Viéndola así.
Nada-Todo.
Espejo.
Lamentarte lastimeramente.----Lamentarme lastimeramente.
En tu llanto te protejo.----------------En mi llanto me protejés.
Te escondés entres mis brazos----Me escondo entre tus brazos
y te cuido del mundo.-------------------y me cuidás del mundo.
--------------------------De un mundo cruel,---------------------
ante el cual sos débil.---------------------ante el cual soy débil.
------------------------De un mundo abismal,--------------------
ante el cual sos pequeño.--------------ante el cual soy pequeña.
Y, cuando te empequeñecés,------Y, cuando me empequeñezco,
me siento grande. Y fuerte.-----------te sentís grande. Y fuerte.
Y te cuido-----------------------------------------------Y me cuidás
-------------------------de un mundo viejo,-----------------------
ante el cual sos un niño.---------------ante el cual soy una niña.
Un niño que llora en mi regazo.-Una niña que llora en tu regazo.
Giuliana, veintitrés de abril de dos mil nueve y algún día de marzo del mismo año.
Nosotros.
mirando hacia adelante
sin destino planeado
recorriendo sin observar nada de lo que nos rodea.
Porque resulta extraño
sentirse solo estando acompañado.
Es una Soledad tan plena y feliz
que el saberse acompañado
es saberse con uno mismo,
con un otro uno mismo.
Nosotros como yo y yo.
Y no como yo y otro.
Giuliana, diecisiete de abril de dos mil nueve.
Tinta china.
Y vos estás ahí, tirada en el suelo, rodando sin parar de reir, de repente comenzando a llorar (aún riendo) y mientras llorás escribís, chorreando la tinta de la pluma o plumín de turno, tachando las palabras o abollando las hojas, cortando en pedazos, mil, todo lo hecho y bañando los pedacitos en tinta como si fuera sangre y estuvieras bautizando de una extraña manera tu creación muerta.
Mejor si no hay nadie, para que no te malcomportes; para que no te empecines en bajar el status del/los otro/s, para que no te cierres y te tornes tan desagradable.
Leés, dibujás, escribís, llorás, todo sin verme, sin percibirme, te has olvidado por completo de mí, tan juntas que estábamos.
Caminás sin saber hacia dónde, con las narices en tu nuevo amor o en algún touch and go del momento. No mirás a la gente pero sin embargo intentás ser amable; ya no te sale.
Perdiste la comunicación, te encerrás cada vez más y más, me cuesta reconocerte en la piel, pero por debajo puedo verte como siempre. Sólo que, repito, vos ya no me ves.
Te tirás en una plaza y cambiás de idea, no querés ser vista y te trepás a un árbol. Entonces ves a los otros como hormigas y ellos no te ven y eso te hace sentir bien... Un sentimiento tan efímero que hasta enferma, muy estúpido.
Veo mejor que antes tus marcas, pero me están empezando a provocar mucho miedo, parece que se abren cada vez más y más y sangran, se acaba la sangre y supuran pus, y se infectan, no se ciatrizan ni cierran. Pero nadie te está lastimando todo el tiempo. Sos vos sola, vos y nadie más que vos, quien se encarga de mantenerte en carne viva.
Giuliana, diecisiete de abril de dos mil nueve.
Trapecio.
Ver todo desde lo alto
jugando contra la física,
desafiar al cuerpo
riendo de lo que hay debajo.
Olvidar el espacio (y al resto)
viendo sólo esa barra,
las palmas sangrando las sogas,
el corazón acelerándose a cada balanceo,
el empeine acalambrándose
mientras las puntas trazan firuletes en el aire.
Eso y todo lo demás que significás...
No sabés cuánto te extraño.
Giuliana, dieciseis de abril de dos mil nueve.
Cuerpo.
El paso del tiempo acompañado por todo.
Por amores y desamores.
Por amigos y enemigos.
Por caminos andados e inexplorados.
Marcas como las de un cuchillo, un látigo o un golpe.
Marcas como las de un beso, una caricia, un abrazo.
Marcas que escriben, marcas que dibujan.
Y un cuerpo escrito, tatuado, es un cuerpo vivo.
Giuliana, dieciseis de abril de dos mil nueve.
Pasos.
Camino más. Recorro.
Recorro grandes distancias.
Distancias que unen (no separan).
El agua une,
yo uno,
vos unís,
unimos.
Unimos el mundo.
El planeta es una red. De pasos.
Por eso. Camino.
Giuliana, trece de marzo de dos mil nueve.
Sin.
Sacarse los sarcasmos al momento de discutir.
Sacarse los prejuicios al momento de pensar.
Sacarse los dogmas al momento de aprender.
Sacarse los rencores al momento de actuar.
Sacarse los recuerdos al momento de soñar.
Sacarse a los demás al momento de vivir.
Sacarse todo para poder amar.
Giuliana, trece de marzo de dos mil nueve.
Peso.
Incompartible...
Culpa por los pocos que lo comparten
no quiero que se doblen sus espaldas.
Perdón, a ustedes.
Perdón a ustedes que me sacan peso a mí.
Perdón a ustedes que cargan a veces hasta más que yo.
Giuliana, trece de abril de dos mil nueve.
Nada.
Cayendo, rodando, re-cayendo.
Y mientras rueda recuerda.
Recuerda ríos, soles, montañas.
Recuerda al aire.
Recuerda a la Tierra.
Pero ya nada de eso existe.
Giuliana, cinco de abril de dos mil nueve.
Linguo.
La neceso da komunicar fondis la linguo.
Ma anque fondis la linguo la neceso da izolar, da diferar.
Do nur vi povas lektar la texto.
Giuliana, la quaresma di aprilo di duamil non.
Felicidad.
Yo más vale desconfío de quienes están contentos todo el tiempo.
Me molesta no poder estar triste o enojada en paz, sin que te digan estúpidamente "Ponete bien". ¿No tengo derecho a estar de mal humor?
Además, tristeza y felicidad no son antónimos.
Ser feliz no significa estar constantemente con una sonrisa impresa en el rostro. Ser feliz es estar bien con uno mismo, querer, pensar.
Y uno puede estar triste. Porque el mundo es patético, porque la gente no es como uno esperaba, porque el dolor existe. Pero estar triste no significa no ser feliz.
Ser feliz es encontrar ese destello de luz en las más abrumadora obscuridad.
Estoy triste, sí. Pero soy feliz.
Giuliana, cuatro de abril de dos mil nueve.