Ver todo desde lo alto
jugando contra la física,
desafiar al cuerpo
riendo de lo que hay debajo.
Olvidar el espacio (y al resto)
viendo sólo esa barra,
las palmas sangrando las sogas,
el corazón acelerándose a cada balanceo,
el empeine acalambrándose
mientras las puntas trazan firuletes en el aire.
Eso y todo lo demás que significás...
No sabés cuánto te extraño.
Giuliana, dieciseis de abril de dos mil nueve.
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