¿Te acordás? Los dos en el auto. Tarde, diría yo de madrugada. Vos me estabas chamuyando. Yo hacía años que soñaba con ese momento, pero entonces sólo quería irme. Me hablabas de las ondas que sólo una piedrita puede causar en la lisa superficie de un lago... pero sin salirte del chamuyo, ojo. Entonces, para cambiar de tema, te dije: ‘¿Porqué los semáforos titilan amarillo toda la noche, en vez de funcionar normalmente o estar apagados?’ ...tomaste aire y: ‘Ehm... porque como de día tienen mucho rojo, mucho verde e instantes de amarillo, entonces los técnicos los programan así para que estén contentos. Además, ¿viste de qué color están vestidos? Y sí, así es; el amarillo es la alegría de los semáforos’.
Hasta ese momento no lo sabía. Pero ahora, cada vez que veo prenderse y apagarse la luz amarilla sonrío, compartiendo por un momento la alegría de los semáforos.
Giuliana, veintinueve de septiembre de dos mil ocho. Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia (diez de julio de dos mil ocho).
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