Soy un pueblo fantasma al costado de una vía
pero no tengo estación.
Veo a quienes pasan en los trenes
como borrosos
lejanos
irreales.
Soy un puerto abandonado
en el que ningún barco atraca
sólo veo sus luces a lo lejos
sólo
sólo algunas noches tristes.
Sin realidad
entre pañuelos que se suicidan desde las ventanillas
entre fuegos artificiales que nunca veo encenderse.
Memoria de enciclopedia, absoluta
pero sólo sólo sólo tengo para recordar sombras y cuentos y brillos.
Hay algo más
que no puedo entender
una serie de imágenes demasiado nítidas
suelo mezclarlas con los cuentos
aunque también me asalta la duda de que sean
sean reales.
Dudo, dudo realmente
de que nunca haya ocurrido eso
esos olores
esos colores
esos sonidos
dudo no haber... no haber sido.
Pero no hay anclaje a los barcos ni a los trenes.
Más que duda lo definiría anhelo.
Giuliana, dieciocho de mayo de dos mil nueve.
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