escrito por mi abuela, Silvia Hebe Levitt (mil novecientos cuarenta y cuatro - mil novecientos ochenta y uno), el día veintitres de abril de mil novecientos setenta y seis.
Vos vas a ser. Estoy segura.
Vas a tener también
lo que hace falta para ser.
Yo te daré muy poco.
La posibilidad de caminar
sin indicarte el rumbo.
La apertura de los ojos
sugiriendo los vestigios
de universos diversos que se ven
al perforar los lienzos.
Pero serán los universos tuyos
los que inventes
los que encuentres.
Tendré que transmitirte algunos nombres
sólo para que vos los reconstruyas
amases y moldees
en tu fragua individual
secreta e inviolable.
Vas a sentir una seguridad.
La de tenerte sola
con el solo compromiso
de vivir sin negar las otras vidas
en el culto soberano de las ganas.
Y vas a adivinar
desde mis propios juegos
los juegos
en que todos los senderos cuadra a cuadra
se reordenan en deltas fibrilosos
inseguros.
Yo sé que vas a ser.
Pero no qué ni cómo.
Vas a ser vos.
Es suficiente.
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